EE.UU. y los Derechos Humanos según China

Publicado por: Magenta Sport On 9:52

La vocación mesiánica de los Estados Unidos los lleva a hacer un informe anual sobre los derechos humanos en todo el planeta menos en su propio país. Un cretinismo de semejantes dimensiones inspira piedad por quienes sobrevaloran no solo sus virtudes, sino también sus capacidades.

Estos superhombres de plástico que nos han regalado una crisis financiera monstruosa y que siguen jugando a la guerra en distintos puntos del planeta, vuelven a encontrar respuesta a su informe en una suerte de contrainforme en el que la China, cuyo comportamiento en la materia del mismo no es para entusiasmarse, señala puntillosamente la situación de los derechos humanos en EE.UU. El informe es extenso y sería redundante volver a mencionar los casos de Guantánamo, Abu Grahib, las cárceles clandestinas, el asesinato de población civil en Irak y Afganistán, etc. Se trata de hechos sabidos, documentados incluso con fotos que han dado la vuelta al mundo, y ya no son novedad. Lo que sí puede serlo son otros apuntes del informe chino que generalmente pasan desapercibidos.

Es bueno saber, por ejemplo, que el informe de los asiáticos fue elaborado considerando artículos de la prensa estadounidense e informes de organizaciones no gubernamentales. Y es bueno saberlo, pues corrobora la existencia de un sector de la sociedad de esa nación que es muy crítico en cuanto a las políticas de su país, tanto en el extranjero, como dentro de la propia nación.

Según los chinos, el informe de Estados Unidos “está lleno de acusaciones sobre la situación de los derechos humanos en más de 190 países y regiones, incluida China, pero no dice nada sobre los abusos contra garantías básicas en su propio territorio” ni sobre los excesos que comete con su poder militar. Y subraya –lo cual es cierto y resulta poco menos que infame ignorarlo– que la crisis financiera “inducida por los EE.UU.” ha significado un duro golpe a los derechos humanos en todo el orbe, incluida la propia superpotencia. La agudización de la pobreza y el desempleo son muestras dolorosas e incontestables de ello.

Esta evidencia, más las guerras que ha iniciado, nos lleva a preguntarnos cómo, en esas condiciones, se atreven a fiscalizar y juzgar al resto del planeta. O se trata de un narcisismo incurable o de una miopía política. Quizá una combinación de ambas taras no solo les distorsiona, más allá de lo aceptable, su percepción de la realidad, sino que a la larga los convierte en los peores enemigos de sí mismos.

Recuerdo las palabras de Collin Powell antes de la guerra contra Irak: “Estados Unidos no tiene nada de qué reprocharse”. Lo grave es que no se refería a una situación en concreto, sino a la historia toda de ese país. ¿Orgullo? ¿Estupidez? ¿Ceguera? ¿Vacío mental? Lo ignoro. Pero me confirma en mi convicción de que el poder no solo no lubrica la inteligencia, sino que la regresa a la inmadurez de la primera adolescencia.

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