El pulpo de la nicotina

Publicado por: Magenta Sport On 13:18

¡Qué tiempos aquellos! Se podía fumar donde a uno le daba la gana y envenenar, sin culpas, a cuanto prójimo se pusiera al alcance de nuestro humo. Mi viejo, buen tipo, fumaba hasta la madrugada y el dormitorio, con mi mamá adentro, olía a fiesta del día anterior. Fumábamos y queríamos adquirir el prestigio que –a través de la publicidad– relacionaba el cigarrillo con el éxito amoroso, los automóviles caros y los veraneos suntuosos. Cine, diarios y televisión nos ilustraban sobre el beneficio de fumar. Y nosotros, que creíamos que los medios no podían equivocarse, le seguíamos la corriente hasta que… un preinfarto o alguna otra señal nos abrían los ojos. Algunos los abrimos, y los que no pudieron ya no están para leer esta nota.

Nosotros, por un instante de lucidez, nos convertimos en los sobrevivientes de la elogiada barbarie de la adicción a la nicotina. Estadísticamente, uno de cada dos fumadores morirá de alguna de las 60 enfermedades causadas por el tabaco. A muchos de mis amigos se los llevó el infarto de miocardio, el enfisema pulmonar o, como a mi padre, el cáncer.

Los comentarios de lectores en portales de noticias e intervenciones de oyentes en las radios prueban la pericia de las tabacaleras para confundir. Defienden su negocio. Reciben órdenes de su matriz extranjera y no pueden fallarle al pulpo que comprende: mayoristas que comercializan sus cigarrillos y fábricas de papel, cartón y filtros. Pero, tal como lo indica la Constitución, la actividad comercial no puede ser lesiva a la salud y corresponde al Estado velar por la integridad física, el bienestar y el derecho a la información sobre los bienes y servicios que se encuentran en el mercado.

Esta semana el Congreso discute una modificación legal para que los lugares públicos, incluidos bares, restaurantes y discotecas, sean espacios 100% libres de humo de tabaco. ¿Por qué? Porque el derecho a respirar aire limpio es superior al derecho a fumar. ¿Por qué no tener área para fumadores? Porque es imposible separar totalmente el humo en un espacio delimitado, y cualquier nivel de exposición a un humo con 5,000 sustancias tóxicas es dañino. ¿Por qué no tener espacios exclusivos para fumadores? Porque respirar humo de tabaco sin poder decidir sobre ello es discriminatorio, condiciona el empleo a costa de la salud, y va contra la misión preventiva de la Ley para la Prevención y Control de los Riesgos del Consumo de Tabaco.

Los congresistas que promueven lugares exclusivos para fumadores ignoran las evidencias científicas de que no se puede proteger a los no fumadores en dichos espacios, y que los trabajadores obligados a atender en estos lugares respiran el equivalente a 10 cigarrillos por día. Según la OIT, cada año mueren 200,000 empleados por exposición al humo de tabaco. Asimismo, está comprobado que los espacios libres de humo de tabaco no disminuyen en clientela y mejoran el desempeño de los trabajadores. La aprobación de las modificaciones favorece a todos. Solo esperamos que los legisladores sepan comprenderlo.

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