Ando solo y esperando

Publicado por: Magenta Sport On 10:04
Por Miguel Villegas

¿Acaso once años no eran suficientes?

Tenía todo para ganarlo. Equipo, condiciones, estatus, cancha llena. Pero a veces eso no basta, no alcanza. En noches como esta, en partidos en que debe mostrar su grandeza, Universitario decidió escribir su nombre con minúsculas. Ser una “U” chiquita. Frente a Blooming de Bolivia, este pobre pero honrado Blooming, la “U” sencillamente no pudo.

Eso se llama falta de casta, nada más que eso.

EL PARTIDO
Universitario salió rápido, atrevido y preciso, a buscar sus quince minutos de fama: la tuvo, la sedujo, la controló. No parecía un partido de fútbol oficial; la “U” frente a Blooming hacía “camotito”. Hasta el límite del área boliviana, la “U” de Reynoso fue un manual de perfecciones. Hasta allí nomás. Después, y como en el clásico en Matute, la luz se le apagó. A “Cachito”, a Piero, a “Fito” Espinoza, que se portaron como unos motorcitos, sencillamente, los desconectaron. ¿Puede un equipo aspirar (soñar) con semifinales de Copa si no cuenta con instinto asesino?

Lo peor no fue eso. Lo peor de todo de estar contigo fue el zapatazo del boliviano Sánchez, que hasta ese minuto 33” estaba en el vestuario durmiendo porque en la cancha nadie lo notó. Un zurdazo con potencia que chocó en el palo derecho de Fernández. A Raúl lo despertaron de los bostezos así.

El primer tiempo la “U” jugó solo, pero ni así pudo anotar un gol.

EL FINAL
La seguridad se convirtió en duda, luego en nerviosismo. Universitario volvió a tener la pelota y de tanto que la tuvo se olvidó de que había que prestarla. O cuando menos dejarla en el arco contrario. En otros quince minutos (de infamia) Piero Alva tuvo un cabezazo que se fue de largo, Labarthe uno parecido que sacó el arquero y finalmente, una chalaca de Orejuela apenas ingresó por el “Chino”.

Lo que falló la “U” después debería ir al archivo, sin escalas. Para evitar la bronca, para que no duela tanto.

El resto debía ser silencio.

Pero la gente no quiso. Y gritó e insultó. Porque a pesar de que existe una mínima posibilidad de clasificar a la segunda fase —si Universitario derrota a Lanús en Buenos Aires y después busca la calculadora— este equipo no parecía un cuadro copero sino colero. Juzgue usted y permita mi ayuda: Blooming es el equipo más discreto de la Libertadores; no tiene marcadores que se proyecten, sus centrales son más bien dos bloques de cemento, y su mejor delantero —Vieira— está diseñado para el empeño, no más. Frente a ese cuadro, la “U” no pudo. Ese es su pecado. Esa su cruz. Ese su karma. La gente, los casi 30 mil fanáticos cremas que llegaron al Monumental, ellos solos, lo dijeron a su manera. Y ya lo ve, y ya lo ve… Once años ya parecían suficientes.

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