Recuerdos de una bomba

Publicado por: Magenta Sport On 10:43

Murió, a los 87 años y en Las Vegas, el especialista en armamento Morris 'Dick’ Jeppson, uno de los encargados de lanzar la primera bomba atómica sobre población civil. Ello ocurrió el 6 de agosto de 1945, y Jeppson fue uno de los dos soldados a bordo del bombardero B-29 'Enola Gay’, responsable de armar la bomba para arrojarla sobre la tristemente histórica Hiroshima. Como todos sabemos, allí murieron más de 100,000 seres humanos. Jeppson tenía 23 años y era teniente en el Ejército de EE.UU. en el momento del bombardeo. Nunca quiso recordar públicamente ese hecho que, junto a Nagasaki, fue uno de los dos únicos núcleos urbanos del mundo bombardeados con armas nucleares. Años después se limitó a decir que “cuando tienes un trabajo qué hacer, simplemente lo haces”. De aquel grupo, solo queda vivo el oficial Theodore Van Kirk, de 89 años.

Noticias sin ninguna espectacularidad, como la muerte de Jeppson, pueden servir como un recordatorio de la historia de nuestro paso por el planeta y, también, para elevar la conciencia sobre algunas de las muchas 'hazañas’ que cumplimos mientras fuimos –y somos, por ahora, pero cada vez con menos control– los amos del mismo. Recuerdo que en 1973 publiqué en Rosario, Argentina, un artículo en el que narraba las discusiones anteriores al lanzamiento de la bomba, y en el que señalaba que había habido propuestas para que esa bomba nuclear fuese lanzada sobre un desierto. Aunque así se hubieran ahorrado muchas vidas, Truman, presidente de los Estados Unidos, autorizó que esa prueba de poder se realizara sobre una ciudad. La primera en ser elegida fue Hiroshima, y la segunda, Nagasaki.

Creo que, en general, los estadounidenses siempre optan por el castigo más violento cuando de imponerlos se trata. Es como si demostrar su poderío les reforzara la autoestima que ese mismo poderío parece darles. Hechos actuales como el asesinato de dos periodistas de la agencia Reuters y de varios civiles iraquíes muestran –a quienes han visto el video que ya dio la vuelta al mundo– que en esos soldados hay, como mínimo, una dosis de sadismo y deshumanización que, no dudo, los acerca a la locura. Además, alguien que ríe cuando un tanque pasa por encima de un cuerpo humano es un enfermo o un aprendiz de idiota. Ese video es una prueba más de la barbarie que preside las intervenciones militares de los EE.UU. Barbarie que, por otra parte, es común a la especie humana cuando esta se halla abocada a operaciones donde corre peligro la propia vida. No es privilegio exclusivo de los gringos: ocurre que ellos sí tienen el privilegio, casi exclusivo, de inventar guerras cuando no las hay y, por lo tanto, son la referencia obligada y los que brindan los mejores ejemplos de lo destructivos que podemos ser.

Por aquel viejo artículo fui acusado simultáneamente de “comunista pagado por Moscú” y “nazi h... de p…”. Hoy, esos epítetos han perdido vigencia, por lo que espero una mayor benevolencia para con mis modestas ideas.

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