Todo cambió y nada ha cambiado

Publicado por: Magenta Sport On 10:21

Todo sigue siendo muy confuso. La crisis económica universal que padecemos tomó de sorpresa a muchos expertos y en la actualidad continúan circulando versiones contradictorias sobre el futuro. Creo que lo más sensato –como siempre que se quiere ser sensato– es decir la verdad y esta, por dolorosa que resulte, es que no se sabe qué va a ocurrir. Eso, por supuesto, lo podemos hacer quienes no tenemos compromisos con los grandes poderes económicos. Los que sí los tienen solo pueden seguir apostando a lucrar aún en medio de la crisis e, incluso, colaborando para agravarla, pues aquí prima el “sálvese quien pueda”. La crisis generada, entre otros factores, por el individualismo extremo, no ha modificado los comportamientos que la originaron a pesar de su gravedad y de lo evidente que son sus enseñanzas.

Uno escucha el mismo discurso monocorde de siempre como si nada hubiera ocurrido. La primitiva conducta de superar los obstáculos embistiéndolos y pidiendo más de lo mismo se parece al grito del masoquista rogando por un castigo. Ahora, dice el Wall Street Journal, los grandes bancos de Estados Unidos han bajado temporalmente sus niveles de deuda justo antes de los informes de los últimos cinco trimestres, con lo que hacen parecer que sus balances son menos riesgosos. Es decir que, al mejor estilo del quebrado banco Lehman Brothers, estos otros bancos maquillan las cifras que presentan públicamente para así defender sus negocios y sin tener en cuenta el riesgo de producir una nueva catástrofe. Según la Reserva Federal de Nueva York, 18 bancos llevan más de un año retocando sus cuentas y se pregunta si “¿acaso se está gestando un nuevo caso Lehman en el seno de Wall Street?”. No debemos olvidar que el endeudamiento excesivo de los bancos fue una de las causas que llevó a la crisis financiera global en 2008.

La triquiñuela de estos gigantes financieros consiste “en rebajar su endeudamiento justo antes de publicar sus cuentas. En concreto, las entidades citadas por la FED de Nueva York manipularon los niveles de deuda con los que financiaban la compra de valores, rebajándolos a una media del 42% al final de todos y cada uno de los últimos cinco trimestres, justo cuando tocaba el turno de presentar resultados. Luego, a medida que avanzaba el trimestre posterior, estos niveles de endeudamiento se iban incrementando. Esta práctica, aunque legal, puede ofrecer a los inversores una visión distorsionada del nivel de riesgo que las firmas financieras asumen la mayor parte del tiempo”.

Lo que uno no puede evitar preguntarse es cómo si antes los organismos supervisores no percibieron el tsunami que se estaba gestando, con qué elementos lo van a hacer ahora que los bancos ponen más cuidado en disimularlo. Además, después de lo vivido, ¿quién garantiza que quienes vigilan no tengan intereses particulares en los bancos que deben supervisar? En suma, estamos atrapados en un sistema que se defiende a sí mismo aunque para ello deba marchar hacia el abismo.

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